La palabra zapatero se deriva en el Siglo XIV, del apellido "Cabelere" que significa "el que remienda los zapatos".
No es hasta la Edad Media cuando aparece algún escrito relacionado con la profesión de zapatero, aunque se sabe de la profesión ya en la Antigua Grecia y en el Imperio Romano, aunque la labor de hacer calzado debió de existir desde que el ser humano habitó la tierra y sintió la necesidad de proteger sus pies con pieles y hojas.
En la Edad Media, quien deseara aprender el oficio de zapatero, debían de cumplir una serie de condiciones tales como:
- Sólo podían ser aprendices aquellos que provenían de "un matrimonio ordenado" o aquellos viudos, casados con una viuda de zapatero.
- Además tenían que haber pasado un mínimo de 14 días en un taller de zapatería para poner a prueba su habilidad y talento.
- Tras cumplir los requisitos y pagar la tarifa correspondiente, se cerraba el contrato con el Maestro, cuyo deber a partir de ese momento era el de transmitir al joven aprendiz todos los trucos del oficio.
El aprendizaje solía durar unos tres años y una vez pasado el periodo acordado, el aprendiz ya pasaba a ser oficial y tenía que peregrinar por diferentes talleres un mínimo de dos años, pasando un periodo mínimo de seis semanas en cada taller.
Al terminar el peregrinaje, el oficial confeccionaba su pieza de maestría para demostrar a los cuatro miembros más antiguos del gremio, su conocimiento y habilidad.
En unos ocho días tenía que confeccionar cuatro pares de zapatos y de botas.
Los zapateros más pobres se agrupaban en el campo y confeccionaban sencillo calzado para los campesinos. En las zonas rurales, también había zapateros ambulantes que llevaban el taller consigo y que confeccionaban zapatos para los campesinos con la piel que éstos almacenaban en sus granjas.
Hubo zapateros muy prestigiosos que fueron tendencia de moda que aún perdura hoy día, como los zapatos de tacón que ya os comenté en otro escrito sobre el zapatero del rey y los tacones rojos.
Así han sobrevivido hasta nuestro días y debemos de proteger tal digno oficio para que no desaparezca ¿no creéis?.
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